Un estilo de vida saludable es una forma de funcionar en el día a día que ayuda a mantener una buena salud física, mental y emocional.
Incluye una serie de hábitos y prácticas que contribuyen a mejorar la calidad de vida, alargando su duración y minimizando el riesgo de muchas enfermedades. Los elementos básicos de un estilo de vida saludable son, ante todo, una dieta equilibrada, actividad física regular, dormir lo suficiente y cuidar el bienestar mental. Una dieta equilibrada implica consumir una variedad de productos saludables ricos en proteínas, vitaminas, minerales y fibra, limitando al mismo tiempo las grasas saturadas, los azúcares y la sal. La actividad física regular, independientemente de su forma, mejora la circulación, fortalece los músculos y las articulaciones y también tiene un efecto positivo en el bienestar mental mediante la producción de endorfinas. Otro aspecto de un estilo de vida saludable es evitar hábitos nocivos como fumar, el consumo excesivo de alcohol o el consumo de drogas.
También es importante evitar el estrés y la capacidad de afrontar la tensión emocional, por ejemplo mediante técnicas de relajación, meditación o apoyo terapéutico. La introducción de hábitos saludables en la vida tiene un gran impacto en el funcionamiento de todo el cuerpo, desde el sistema cardiovascular hasta el funcionamiento del cerebro y el estado de la piel. Un estilo de vida saludable también te permite aumentar la inmunidad de tu cuerpo, mejorar tu concentración y elevar tus niveles de energía.